La repitencia en los Países Nórdicos

Por María Eugenia Gutiérrez (*)

Los Países Nórdicos son reconocidos por su excelencia en el Sistema Educativo, donde la repitencia es del 3%, manteniendo los indicadores más bajos de los países desarrollados y denotando un avance estratégico como el acompañamiento continuo de los estudiantes en las aulas. Para Noruega, Finlandia, Dinamarca y Suecia la repitencia constituye una medida de excepción, aplicada en acuerdos del directivo con el consentimiento de los padres, en casos como los de enfermedad, si ello redunda en el interés del alumno.

Los modelos educativos promueven medidas alternativas, como itinerarios que faciliten que el estudiante que se quede atrás avance hasta el nivel requerido con un seguimiento constante de los profesores. Los estudiantes que no alcanzan las expectativas pedagógicas quedando rezagados de los objetivos de aprendizaje, por diversos motivos, reciben atención especial, diferenciada y personalizada dentro del aula o bien tiempo y clases adicionales a cargo de profesores/tutores disponibles para estos casos.

Es decir que, los alumnos con más obstáculos reciben una enseñanza intensiva y, si tienen necesidades educativas especiales, se le ofrecen medidas al respecto, se insiste en estrategias que favorezcan trayectos más flexibles para alumnos heterogéneos que pueden tener algún problema, logrando crear un sistema donde ningún alumno queda excluido, buscando la igualdad de oportunidades. También la organización del Sistema es por asignaturas, no por cursos, por lo que los estudiantes pueden hacerlo en forma flexible por módulos que deseen y si no consiguen completar alguna materia, en el peor de los casos, pueden volver a cursarla hasta en tres oportunidades.

Andreas Schleicher, máximo responsable de las evaluaciones PISA, afirma que “Ningún país nórdico aplica la repetición de curso”, ya que se considera una medida poco eficaz, estigmatizante y cara. Los estudiantes que repiten un curso no lo hacen mejor al siguiente y el costo social es alto, si se incluye que los graduados se incorporarán al mercado laboral un año más tarde…”.

Todo esto en el marco de un Sistema con gran autonomía de las Instituciones Educativas, en el que los profesores controlan los planes de estudio, con comedores y material gratuito, con una Ley de Educación estable, es decir, que no se modifica de acuerdo a los cambios políticos. La sólida preparación académica de los profesores que una vez que acaban su formación general, realizan procesos de formación abiertos y permanentes, cuentan con incentivos, tanto monetarios como de reconocimiento social.

Si abundantes estudios y prácticas en países desarrollados muestran que el alumno que repite no aprende más y tiene más posibilidades de abandonar sus estudios, resulta que no tiene mucho sentido hacerlo pasar otra vez por la misma maquinaria, ya que no constituye un mecanismo de rescate, sino de condena, convirtiéndose en un obstáculo para la universalización de la educación y un indicador de ineficiencia del Sistema, por qué no invertir en una escuela flexible, democrática orientada hacia el logro.

Fuente: Entrevista con Andreas Schleicher, Director de PISA, El País.

(*) Docente, exsecretaria de Educación


Fuente: Nuevo Mundo, edición 676 del 27 de marzo de 2023