Hora de ajustarse los pantalones

Por Mariano Eiben

En el año 2021, en un concejo extraordinario y cuando el mundo comenzaba a asomar la cabeza tras la etapa más penosa de la pandemia, la Comisión Europea entendió que la continuidad de la relajación de las metas fiscales del bloque era necesaria. Dicha relajación, con la llamada «cláusula de escape», iba a continuar hasta que los países recuperaran los niveles económicos prepandémicos.

Años después, la Comisión ha entendido que es tiempo de desactivar esa cláusula que permitía atender situaciones con la chequera pública; ahora toca ajustarse los pantalones, ya que en el 2024 los presupuestos de los países de la UE tendrán que volver al objetivo de déficit del 3%. El retorno a las viejas normas presupuestarias no será total, al menos por ahora, y tampoco se abrirán procedimientos correctores para los países que tengan problemas fiscales, pero si es un llamado de atención para aquellos que, aprovechando la permisividad de una situación extraordinaria, han hecho una fiesta populista de gasto público.

También se debe tener en cuenta que, a una situación extraordinaria como la pandemia, la siguió otra (que aún continúa), como es la guerra en Ucrania, que trajo consigo una crisis energética sin precedentes en el continente. Para hacer frente a estos dos acontecimientos trágicos, muchos países debieron endeudarse largamente y ahora toca empezar a pagar.

Eurostat, que es la oficina europea de estadística, se encarga de abrir procedimientos a los países que tienen un déficit excesivo. En este caso no abrirá procedimientos hasta ver lo que ocurra en este año, pero adelanta que en el 2024 los planes de ajuste y consolidación de las cuentas públicas se diseñarán de forma individualizada teniendo en cuenta la situación fiscal de cada Estado. Así mismo, cada país deberá proponer un plan creíble que apunte a reducir la deuda y que sea sostenible en el tiempo para lograr el objetivo de déficit de sólo un 3% para el año 2026.

La entrada en vigor del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que contempla el Ejecutivo europeo, si sigue los mecanismos normales, tendría luz verde en la segunda mitad de este año o a comienzos del que viene; eso implicaría que en el ejercicio 2025 se aplicarían las nuevas reglas fiscales. Cabe destacar que se tendrá en cuenta la inversión que hagan los estados en defensa, ya que la OTAN exhortó meses atrás a un incremento del 2% del presupuesto de cada país para ese propósito.

La política fiscal de la UE caminará por un pasillo estrecho. Habrá un pequeño margen de maniobra entre la gran cantidad de deuda acumulada (equivalente a más del 85% del PBI de los veintisiete miembros), y la necesidad de inversiones públicas durante la transición, apoyando también a las empresas más la movilización de la política de Seguridad y Defensa.

Alemania, la principal economía europea, se ha mostrado en desacuerdo con el planteo de negociar con cada país de acuerdo a su situación particular, y ha pedido que las reglas sean iguales para todos. El norte está establecido y la ronda de negociaciones recién comienza.


Fuente: Nuevo Mundo, edición 664 del 8 de marzo de 2023