Coletazos de un atentado brutal

Por Mariano Eiben –

La matanza de la pasada semana en el teatro moscovita revivió en Europa el fantasma del yihadismo islámico. Un continente tan inmerso en guerras intestinas recibió un nuevo cachetazo de realidad para entender que, más allá de los problemas entre los países, occidente tiene un enemigo en común que trabaja a destajo, aunque no actúe con la misma regularidad que en el pasado.

En un nuevo caso, la Guardia Civil española ha detenido en Barcelona a un hombre por presunta relación con el grupo terrorista Daesh en el marco de una operación que se inició el año pasado. Los agentes detectaron que el hombre se estaba radicalizando a través de plataformas de mensajería instantánea encriptadas, desde donde mostraba su apoyo activo en favor de la organización terrorista.

Además, desde sus perfiles, difundía y traducía mensajes y contenido vinculado con el yihadismo y relacionado con actividades terroristas llevadas a cabo en diferentes escenarios, así como material idóneo para la fabricación de explosivos caseros. Según fuentes policiales, se pudo acreditar que las actividades que realizaba en sus perfiles tenían la intencionalidad de captar adeptos al islamismo radical.

El detenido seguía medidas estrictas de seguridad para lograr el anonimato en la red y poder operar clandestinamente. Los agentes también hallaron que disponía de criptomonedas, por lo que no se descarta que también pueda estar implicado en la financiación del terrorismo. Otro punto sensible es que se ha podido constatar que el detenido mantenía conexiones internacionales con otros yihadistas en diferentes continentes. El objetivo era proporcionarles formación y capacitación para pertenecer a la causa; entre estas relaciones destacan las mantenidas con yihadistas recientemente detenidos en Canadá y Suecia.

La Guardia Civil ha advertido que la actividad propagandística que permiten internet y las redes sociales constituye la base de la tensión terrorista en occidente. De hecho, el ciberespacio es una de las principales fortalezas de las organizaciones yihadistas para la difusión de su ideario radical, para la captación de nuevos adeptos y para dar publicidad a sus acciones.

A raíz de esto y como consecuencia del atentado en Moscú, el gobierno francés también ha decidido elevar al máximo el nivel de alerta terrorista. En particular, la reivindicación de la matanza por el autodenominado Estado Islámico es lo que ha puesto más en alerta a las autoridades, ya que dicha organización ha realizado multitud de ataques en suelo francés en el pasado.

La decisión de elevar la alerta al máximo permite al gobierno francés una movilización extraordinaria de efectivos policiales y militares, aumentar su presencia en las calles y también controlar e inspeccionar espacios públicos, para evitar asesinatos masivos como ocurrió en el 2015 en la sala de conciertos Bataplan, cuya metodología remite obligatoriamente a la masacre de Moscú.

La seguridad es y será un asunto primordial en Francia a falta de cuatro meses para el inicio de los Juegos Olímpicos de París. La capital francesa se verá blindada por miembros de las fuerzas de seguridad para garantizar la protección de deportistas y entusiastas del deporte.

Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición 896 del 27 de marzo de 2024