• 07/04/2024
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Se va la hinchazón, queda la gordura

Se va la hinchazón, queda la gordura

Por Marcelo Delgado (*) –


El programa de ajuste económico y estabilización monetaria de Milei – Caputo, comienza a mostrar los primeros resultados. Después de una fuerte devaluación en diciembre pasado, con un fuerte impacto en los precios a partir de enero de este año, los efectos provocaron una importante caída de la actividad y desaceleración de la inflación en la faz económica. La baja de tasas, y la escasa oferta de pesos, provocó un ancla al dólar, que flota cerca de los $1.000, y redujo a nada, la brecha entre los distintos tipos de cambio, heredados de la gestión anterior.

Esto ocurrió en la macroeconomía. Sin embargo, en distintas cadenas de valor, y en particular la de algunos alimentos, medicamentos y otros elementos de la canasta básica, los valores, continúan en valores exhorbitantes, incluso comparado con los países vecinos. Por ello, el gobierno, al igual que lo hizo Menem – Cavallo en los 90”, liberó los aranceles e impuestos a la importación, de esos productos.

En los últimos días de marzo, comenzaron a ceder algunos valores, aparecieron ofertas y promociones. Así, un Atún 170 gramos de una marca conocida, que en febrero valía en promedio $2.600, y ahora se puede conseguir en algo menos de $1.800. Algo más del 30% de baja, aunque todavía por encima de los valores que tiene en Chile o Bolivia. Se espera, que estas bajas se comiencen a verificar en todos los productos, con valores que superan los precios internacionales, como cubiertas, baterías, indumentaria, algunos alimentos, vehículos, entre otros.

Esta experiencia, no es nueva. En los 90”, la convertibilidad, trajo aparejada una baja de los precios, y una referencia de valores en dólares, que se cancelaban en pesos, por la paridad cambiaria. Algo parecido, a pensar un dólar, mil pesos, y así de simple la cuenta. Una cubierta que cuesta $100.000, y tiene un valor internacional de 100 dólares, está en precio.

Resulta evidente entonces, que la inflación, distorsiona los precios, y que la estabilidad los transparenta. Cuando un proceso de expansión monetaria se mantiene en el tiempo, los agentes económicos, tienden a transferir sus ineficiencias y costos de gestión, al precio, porque el consumidor en general, no tiene clara idea del verdadero costo de las cosas, ni cuenta con elementos suficientes para comparar entre equivalentes o similares. Las grandes cadenas, tientan con algunas ofertas, y recuperan con lo tarifado en el resto de los productos.

Pero una vez, que la hinchazón de la inflación, cede; y los consumidores tenemos valores de referencia; no alcanzan algunas ofertas para tentar las compras. Tampoco, resulta sencillo, fijar los márgenes, para que cierren los costos. En este contexto, los productores y comercios, que tengan ineficiencias, estructuras pesadas, altos costos fijos o volúmenes chicos de ventas, no podrán competir, y en el mediano plazo tendrán que cerrar. Las Pymes, deberán concentrar su estructura en gestión familiar, y los mandos medios de las empresas medianas, se reducirán a uno o dos. Cuando el mercado se abre, la globalización trae oportunidades, pero también amenazas. Pasó en el año 1980, con la gestión de Martínez De Hoz, en 1991, de Cavallo. ¿La tercera, con Caputo, será diferente, o tropezaremos nuevamente con la misma piedra?  


(*) Abogado, economista

Fuente: Publicado en El Nuevo Diario, edición 2092 del 6 de abril de 2024

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