• 14/04/2024
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Una carga insoportable

Una carga insoportable

Por Marcelo Delgado (*) –


Desde tiempos remotos, el Estado es parte esencial de la organización comunitaria. Sostenerlo, con los aportes de todos, y especialmente por los que están en mejor condición, es también un precepto aceptado por las cartas magnas de más de 190 países que forman parte de la comunidad internacional. Por ello, podemos afirmar que el Estado, es un socio obligatorio, que acompaña a la comunidad, con servicios públicos y una actividad destinada a garantizar derechos y proteger a los ciudadanos en su convivencia social.

El poder de imperio que goza el Estado en su potestad tributaria, tiene límites y los destinos de lo recaudado, también se somete a reglas, que están establecidas en la Constitución y en la ley de presupuesto, entre otras.

Cuando la presión fiscal, se transforma en una carga insoportable, muchos agentes económicos, optan por la informalidad, asumiendo los riesgos de la ilegalidad. Esto provoca un círculo vicioso, donde se incrementan nuevamente las cargas a los agentes registrados, y se agrava aún más la situación. Por eso, los sistemas tributarios con mayores éxitos, se caracterizan por ser sencillos, universales, y al mismo tiempo, van en consonancia con las posibilidades de pago de los contribuyentes.

Argentina, tiene el peor de los sistemas tributarios, por la complejidad de las imposiciones, la regresividad de su estructura (los que menos tienen más pagan), y el altísimo nivel de actividad económica marginal. (algo más del 59%). Vamos a ver en comparación con algunos países:

Según el Centro de estudios tributarios de la Universidad Austral, el 61% de la recaudación impositiva, lo aportan los impuestos regresivos, el más importante, es el IVA, que lo abonamos todos, de manera igualitaria, cuando adquirimos bienes y servicios. En los países desarrollados no llegan al 40%, y los de la región no superan el 50%. Respecto de los impuestos progresivos, con el Impuesto a las ganancias, el aporte es mucho menor a lo que ocurre en Brasil o Chile. Al mismo tiempo, la progresión de los impuestos directos, como ganancias y bienes personales, recae de manera más fuerte, en los sectores medios, que en las grandes utilidades. Finalmente, el sistema está contaminado de cargas fiscales distorsivas, como el impuesto a créditos y débitos bancarios, impuesto país, tasas mentirosas, como alumbrado, precios en los combustibles, abuso de los regímenes de percepción y retenciones; entre otros.

Argentina, tienen una presión fiscal, superior al 30%, similar a los países desarrollados, y muy superior a emergentes, que no superan el 23%. 

Milei en campaña, propuso una reforma tributaria, para dinamizar la economía. Hasta ahora, no sólo mantiene el viejo esquema, sino que suma nuevas imposiciones. ¿Tendremos un sistema sencillo, universal y transparente, o seguirá el perverso sistema actual?

(*) Abogado, economista

Fuente: Publicado en El Nuevo Diario, edición 2093 del 13 de abril de 2024

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