• 09/06/2023
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El Te Deum

El Te Deum


Por José Domingo Petracchini (*)

Cuando conmemoramos nuestro primer Gobierno Patrio, los 25 de mayo, es tradicional en nuestro país “celebrar” el solemne Te Deum en la Catedral Metropolitana, donde asiste el Presidente de la Nación. Era también tradición realizarlo el 9 de Julio, pero, desde la presidencia de Menem y, con motivo de trasladar los festejos a la ciudad de Tucumán, el Te Deum para celebrar la independencia se realiza en forma discontinua. En las capitales provinciales también se suelen celebrar los “tedeums” con la asistencia de los respectivos gobernadores. Dicho sea de paso, y para que los lectores no tengan dudas, cuando Te Deum va como título se escribe separado y con mayúsculas y cuando va como nombre común se escribe todo junto.

¿Por qué se celebra el Te Deum? ¿Es una oración “originada políticamente”? Absolutamente no. La tradición de celebrar el Te Deum se remonta a la época del virreinato del Río de la Plata. Era oficiado por la máxima autoridad de la Iglesia que “reconocía” la autoridad del Virrey. Desde 1816 se impuso como tradición para celebrar el nacimiento de nuestra patria. San Martín, en 1820, lo sugirió en Perú, donde también se convirtió en tradición, al igual que en otros países latinoamericanos. Es válido aclarar que no debe confundirse con la Misa Solemne que también se oficia en esa fecha. El Te Deum puede rezarse dentro de la Misa o independientemente de ella.

¿Pero qué significa Te Deum? ¿Dónde se originó? Significa “A Ti Dios”, que es la primera estrofa de este himno cristiano de acción de gracias. Se lo solía llamar “Himno Ambrosiano” porque se le adjudicaba la autoría a San Ambrosio y a San Agustín, cuando el primero bautizó al segundo, pero estudios más recientes adjudican su creación a Aniceto de Remesiana, un religioso griego del siglo IV. Creo que vale la pena traducir, aunque más no sea, las primeras estrofas (es bastante más extenso): “A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos. A ti, eterno Padre, te venera toda la creación. Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran. Los querubines y serafines te cantan sin cesar: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos. Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria”.

¿Cuándo se reza en la Iglesia Católica? En la Liturgia de las horas, durante las ordenaciones sacerdotales, en ceremonias de canonización y, los cardenales, tras la elección de un nuevo Papa. En vísperas del Año Nuevo lo celebra el Sumo Pontífice.

Como era de esperarse, desde su creación, muchos autores lo han musicalizado. Los dos mayores polifonistas del siglo XVI, Victoria y Palestrina, hicieron lo propio.

Giovanni Pierluigi da Palestrina:




Tomás Luis de Victoria:



En el barroco, cuando todavía era, relativamente, un “himno nuevo”, numerosos compositores le pusieron música: Lully, Scarlatti. Haendel, Buxtehude, Purcell, Juan Cristian Bach, etc. Se dice que Vivaldi compuso uno, pero se perdió la partitura. Escuchemos el bellísimo de Marc Antoine Charpentier.



Durante el clasicismo también fueron numerosos los músicos que utilizaron el himno, entre ellos Haydn y Salieri, pero, como no podía ser de otra manera, escucharemos el de Mozart.


En el romanticismo la lista es más larga aún. Meyerbeer, Berlioz, Mendelssohn, Liszt, Verdi, Bizet, etc. etc. etc., pero sugiero escuchar el de Anton Bruckner. Esta obra se grabó en el año 1974, en disco de vinilo, con el Coro Universitario (dirigido por Juan Petracchini) y la Orquesta Sinfónica de la UNSJ, con la dirección del Maestro Jorge Fontenla. No existe un link de esa grabación, pero escuchemos esta excelente versión dirigida por Karajan y con la soprano Ana Tomowa- Sintow y el barítono José Van Dame.


(*) Director del Coro Vocacional de la UNSJ

Fuente: Nuevo Mundo, edición 725 del 8 de junio de 2023


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