• 07/05/2024
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Sueño de una noche de verano

Sueño de una noche de verano

Por Gustavo Ruckschloss –

Después de meses de sequía, lluvia intempestiva de verano. La estúpida soberbia humana que cree que con una 4×4 que salpica groseramente, supera a la naturaleza. El reflejo de las luces en las aguas nuevas.
El correr de ella por las calles y la tan ansiada lluvia que ahora cambiará la cara de esta calcinada ciudad.
Nadie camina, todo quieto, es de noche.
El sonido solo del agua que cae como si fuera la primera vez. 
No sé cómo fue el diluvio universal, pero sé que una corta lluvia de verano sirve para mirar de noche algo que hacía mucho que no ocurría. 
Sirvió para hacerme pensar lo chiquitos que somos los humanos. Un insignificante chaparrón para el clima, es un diluvio esperado para nosotros.
Cualquier tipo de vida no existe sin ella, el agua es más importante que cualquier artificialidad humana. Dese un dique, que, sin ella, no sirve, hasta un noticioso de pueriles pequeños acontecimientos humanos.

Son detalles de esta noche silenciosa sobre el agua cayendo y desdibujando una imagen cotidiana que, por suerte, hoy la vemos tan distinta y llamativamente atrapante. Es lo nuevo y lo esperado, pero es de sorpresa; es la vida que explota sin aviso. 
Son luces, reflejos y sensaciones que nos mojan los sentidos y los sentimientos. Sensaciones varias que hacía mucho que no teníamos. Sentidos sorprendidos que nos hacen volar por espacios imprevisto. Mezcla de nostalgias, tristezas y alegrías. No sé qué son, qué es, pero es lindo saber que nos damos cuenta que pasa. Que pasa algo casi olvidado. Una bendición sin aviso. Algo que aparte de mojar, alegra, y sorprende y nos hace revivir lo que nos venía secado todo, el espíritu y las esperanzas.
Hoy es Navidad, el agua nos hace nacer.
El agua baja atropellando todo en su camino. Las luces ya no se mueven y alumbran lo mucho que escurre por las calles y por las acequias que erutan porquerías que los humanos arrojan. 
Mañana, Dios dirá qué encontraremos; pero éste instante de ensoñación imprevista, no me lo saca nadie.

Fuente: publicado en La Pericana, edición 392, del 5 de mayo de 2024

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