• 17/03/2023
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Castrati y contratenores

Castrati y contratenores

El último castrato conocido fue Alessandro Moreschi, que se retiró en 1913.

Por José Domingo Petracchini (*)

Es habitual que, el común de la gente, confunda los términos “castrati” y “contratenores”. Primero que nada, deseo aclarar que los términos están en plural. Los singulares son “castrato” y “contratenor”. En ambos casos hablamos de personas adultas.


¿Qué tienen en común? Ambos cantan en un registro, como de niño o mujer, mucho más agudo que el de registro de tenor, que es el más agudo de las voces masculinas. Pero sus técnicas son diferentes.


Hagamos un poco de historia. El castrato (castrado en castellano) es una persona a la que se le han extirpado los testículos antes de su desarrollo en la adolescencia para que conserve su voz infantil. Esta práctica, muy deplorable, por cierto, se les practicaba a aquellos niños que tenían una voz llamativamente bella para que conservaran su registro que, luego en su adultez, mejoraban aún más su calidad vocal. Era la mezcla de la voz infantil con la potencia de un mayor.


Los antecedentes de esta práctica se remontan 400 años D.C. La emperatriz romana Elia Eudoxia, tenía un coro dirigido por un eunuco, lo que podría haber dado origen a la utilización de castrati en los coros. Debemos tener en cuenta que, a los eunucos, a diferencia de los castrati, podrían habérsele extirpado los testículos siendo ya adultos, por lo que no mantendrían su voz infantil. Para 1204, fecha del saqueo de Constantinopla por parte de los Cruzados, el uso de castrati y/o eunucos en los coros, desapareció. En el siglo XVI, alrededor de 1550, se retoma esta práctica. El Papa Paulo IV, entre 1554 y 1559, prohibió la presencia de hombres casados en el coro de la Capilla Pontificia por lo que los falsetistas (contratenores), que ya habían hecho su aparición, fueron reemplazados por los castrati. Recordemos que las mujeres, en aquella época, debían “guardar silencio en la Iglesia” (Corintios I) por lo que, de ninguna manera, podrían pertenecer al coro. A pesar de que la práctica estaba prohibida, hacia 1700, en Roma, hubo una escuela para castrati con una disciplina muy rigurosa. Antes del almuerzo practicaban distintos ejercicios durante cuatro horas. Entre 1720 y 1730 se cree que hubo unos 4000 castrati. En general, con alguna excepción, eran de condición muy humilde. Dado sus bajos recursos, el promedio de vida era de 30 años. Los castrati gozaban de fama y ganaban buen dinero, lo que les permitía mejorar su condición. La otra posibilidad era ordenarse sacerdote. El más famoso de la historia fue Carlo Maria Michelangelo Nicola Broschi, más conocido como Farinelli, seudónimo que él adoptó en agradecimiento a sus mentores, los hermanos Farina. En 1994 se hizo una película sobre su vida, nominada al Oscar y, para recrear la voz de un castrato, se mezcló digitalmente la voz de una soprano y la de un contratenor. En el siglo XIX cambiaron los gustos de los compositores. Estos prefirieron darle el rol directamente a una mujer, en algunos casos haciendo el personaje de un hombre. En 1878 León XIII prohibió la contratación de nuevos castrati por parte de la Iglesia, aunque se mantuvieron los que estaban, y en 1903 Pío X ordenó que fueran reemplazados por niños. El último castrato conocido fue Alessandro Moreschi, que se retiró en 1913.


Por su parte, los contratenores, no tienen ningún tipo de mutilaciones. Por lo menos no con motivo del canto. Su técnica consiste en utilizar la voz de cabeza, es decir, utilizarla como resonador y, además, utilizar los pliegues vocales, que son una estructura que está en la laringe cercana a las cuerdas vocales. Esta técnica le permite obtener notas muy agudas, alcanzando los registros de contralto, mezzosoprano e inclusive soprano, que son los registros femeninos. Ya en el siglo XII se conocía esta técnica. Entonces es inevitable hacer una reflexión. Si los contratenores existen hace cientos de años… ¿Por qué existían los castrati si la diferencia de timbre es mínima y la castración se hacía en una forma muy cruenta? No tengo la certeza de la respuesta, pero sí creo que hay bastante de morbo en el tema. Para reafirmar lo que digo, toda la música escrita para castrati hoy la interpretan los contratenores o directamente una mujer. También es cierto que, a la inversa, hoy los contratenores suelen interpretar obras originariamente escritas para mujeres. Y lo hacen muy bien. Sirva como ejemplo esta hermosa versión del Stabat Mater de Pergolesi, originariamente compuesta para Soprano y Mezzosoprano. El contratenor es el francés Philippe Jaroussky, uno de los más famosos actualmente.


También escuchemos al argentino Franco Fagioli en “Ombra mai fu”, de Händel

(*) Director del Coro Vocacional de la UNSJ


Fuente: Nuevo Mundo, edición 670 del 16 de marzo de 2023


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