- 07/10/2025
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Habló el policía baleado por un menor y expuso falencias en el sistema de justicia juvenil: «Dios puso su mano»
El oficial ayudante de la Policía de San Juan, Héctor Gabriel Riveros, continúa recuperándose tras ser atacado a balazos por un menor de edad la semana pasada en el Barrio La Estación. Riveros relató los detalles del traumático episodio y se refirió a su estado de salud, así como a la problemática de la delincuencia juvenil.
Riveros, quien se considera una persona creyente y pastor, señaló que evoluciona favorablemente, aunque todavía padece “bastante dolor” y dificultades para dormir. Tres proyectiles impactaron en su cuerpo, incluyendo uno en su mano y dos en el pecho, afectando parcialmente el pulmón derecho. A pesar de ello, los médicos del Hospital Guillermo Rawson le dieron el alta y aseguraron que no corre peligro, aunque deberá someterse a una operación a través de la Policía de San Juan.
El ataque se produjo cuando Riveros y su pareja, también funcionaria policial, regresaban a su domicilio. Al detenerse en un semáforo de las calles Superiora y Frías, fueron interceptados por dos menores que intentaron robarle a su pareja. Riveros inició una persecución en moto, que terminó en el Barrio La Estación, donde los adolescentes huyeron arrojándoles piedras, dañando la motocicleta y los cascos de ambos policías.
El oficial explicó que, en un intento de resolver la situación pacíficamente, regresó al domicilio de uno de los menores junto a su pareja para dialogar con la familia. Allí logró calmar los ánimos y la conversación quedó en buenos términos. Sin embargo, minutos después apareció otro menor armado, quien disparó contra él. El primer proyectil impactó en su mano y los siguientes dos en su pecho. Riveros logró mantener la calma, concentrándose en su respiración y persiguiendo al agresor por unas dos cuadras antes de que se escapara.
“Mi supervivencia fue un milagro. Nunca es suerte, siempre es Dios”, expresó Riveros.
El oficial denunció, además, que la Policía no ha aportado medios de sanidad ni cobertura, y que su obra social está inactiva debido a su situación administrativa. También criticó el manejo de la delincuencia juvenil, afirmando que los menores de 13 a 15 años conocen la criminalidad de sus actos y sus consecuencias, y que incluso planifican sus robos según la “estrictez” de los juzgados.
Riveros sugirió alternativas al sistema actual, proponiendo enviar a los jóvenes a entidades militares o al 22, donde podrían aprender valores familiares y disciplina, en lugar de depender únicamente de internaciones en el Nazario Benavidez, donde muchas veces se producen fugas.
Este caso reabre el debate sobre la eficacia de las medidas para los menores infractores y la protección de los efectivos policiales frente a situaciones de alto riesgo.

